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Alfredo Ferrero y su ratificación como Embajador en EE. UU.: Estabilidad diplomática para Perú este 31 de octubre de 2025
Alfredo Ferrero ha sido reconfirmado como embajador del Perú en Estados Unidos, revirtiendo su cese de la semana pasada por el nuevo Ejecutivo. Esta decisión subraya la búsqueda de continuidad diplomática en un periodo de recientes cambios políticos, vital para la estratégica relación bilateral con Washington.
La política exterior peruana ha vivido una semana de reajustes que culmina este 31 de octubre de 2025 con la ratificación de Alfredo Santiago Carlos Ferrero Diez Canseco como embajador extraordinario y plenipotenciario del Perú en Estados Unidos. Este anuncio, formalizado mediante la Resolución Suprema 164-2025-RE y publicada en el diario oficial El Peruano, lleva las firmas del presidente José Jerí y el canciller Hugo de Zela Martínez, y restablece los plenos poderes al diplomático.
La noticia llega tras un breve periodo de incertidumbre. La semana pasada, el Poder Ejecutivo había dado por concluidas las funciones de Ferrero, una decisión que se tomó a los pocos días de la toma de mando del actual presidente José Jerí, en un contexto posterior a la vacancia de la expresidenta Dina Boluarte. Esta rápida secuencia de eventos, que incluyó una remoción y una inmediata ratificación, destaca la dinámica y los desafíos que enfrenta la diplomacia peruana en momentos de transición política.
Un camino con antecedentes
Alfredo Ferrero no es ajeno a este puesto. Había sido designado originalmente como embajador en Estados Unidos el 6 de febrero de 2024. En aquel entonces, el anuncio de su nombramiento fue realizado por Alberto Otárola, quien era el titular del Gabinete Ministerial. Su reconfirmación ahora, bajo una administración distinta, sugiere una apuesta por la continuidad y la experiencia en una de las representaciones diplomáticas más cruciales para el Perú.
La relación con Estados Unidos es multifacética, abarcando desde el comercio y las inversiones hasta la cooperación en seguridad, educación y desarrollo. Un embajador con plenos poderes y el respaldo de su gobierno es fundamental para mantener estos canales de comunicación y negociación abiertos y efectivos.
¿Por qué importa la estabilidad diplomática para el día a día?
Aunque la noticia de un embajador pueda parecer lejana a las preocupaciones cotidianas, su estabilidad y la solidez de su gestión tienen implicaciones directas para ciudadanos y empresas:
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Comercio e Inversiones: Una embajada bien dirigida y con un liderazgo reconocido facilita las negociaciones de tratados comerciales, promueve las exportaciones peruanas y atrae inversiones extranjeras directas. Esto se traduce en más oportunidades laborales y un mayor flujo de bienes y servicios.
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Servicios Consulares: Para los peruanos residentes en Estados Unidos, la embajada y sus consulados son puntos vitales para trámites como pasaportes, registros civiles, poderes, y asistencia en situaciones de emergencia. La continuidad en el liderazgo asegura que estos servicios se mantengan eficientes.
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Imagen País: El embajador es la cara del Perú en el extranjero. Su capacidad para representar los intereses nacionales, promover nuestra cultura y aclarar la realidad política y económica del país es clave para la percepción internacional, lo que puede influir en el turismo, la inversión y el intercambio cultural.
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Cooperación Bilateral: Desde programas de becas hasta iniciativas de lucha contra el narcotráfico y el cambio climático, la embajada coordina una vasta gama de proyectos de cooperación que benefician directamente a diversos sectores en el Perú.
Una mirada contable y empresarial a la decisión
Desde una perspectiva contable y empresarial, la ratificación de Alfredo Ferrero puede interpretarse como un paso hacia la estabilidad y previsibilidad. La fluctuación en puestos diplomáticos clave genera lo que podríamos llamar un “costo de incertidumbre“. Cada cambio en la dirección de una embajada importante puede ralentizar negociaciones en curso, generar dudas entre potenciales inversores y afectar la liquidez de proyectos binacionales al postergar decisiones.
La rápida reconfirmación, en este sentido, ayuda a mitigar esos costos. Envía una señal de que, a pesar de los cambios políticos internos, el gobierno busca mantener una línea diplomática coherente y profesional con socios estratégicos. Esto puede ser crucial para el margen de maniobra de empresas peruanas que operan o buscan expandirse en el mercado estadounidense, al igual que para las firmas americanas interesadas en el Perú. Un entorno diplomático estable es un incentivo para la inversión a largo plazo, ya que reduce los riesgos percibidos y facilita la planificación de negocios, tanto en términos de costos de transacción como de acceso a mercados.
La continuidad en la representación diplomática en Washington es un activo intangible que, si bien no se refleja directamente en un balance financiero, impacta significativamente en el clima de negocios y en la confianza de los mercados. La posibilidad de tener un interlocutor constante y experimentado es una ventaja que el Perú parece querer asegurar con esta decisión.
Conclusión
La re-ratificación de Alfredo Ferrero como embajador en Estados Unidos, en medio de recientes transiciones gubernamentales, es más que un simple movimiento político. Es una declaración de intenciones del gobierno de José Jerí para proyectar estabilidad y profesionalismo en su política exterior, priorizando una relación estratégica clave. Para ciudadanos y empresas, esto representa la promesa de una representación diplomática consistente y efectiva, esencial para el desarrollo y el bienestar del Perú.