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Alcaldía de Lima: Rafael López Aliaga cede el mando a Renzo Reggiardo pensando en 2026 este 13 de octubre
Rafael López Aliaga oficializó su renuncia a la Alcaldía de Lima dentro del plazo legal, abriendo paso a Renzo Reggiardo como su sucesor. Este movimiento, concretado el 13 de octubre de 2025, no solo reconfigura la gestión de la capital, sino que también posiciona a López Aliaga como precandidato presidencial para las Elecciones Generales de 2026, marcando un giro estratégico en el panorama político nacional.
Lima amanece este 13 de octubre de 2025 con un cambio en su cúpula municipal. Rafael López Aliaga, quien hasta ahora lideraba la Alcaldía Metropolitana, presentó formalmente su renuncia ante el Concejo, en el último día habilitado por el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) para tal efecto. La decisión, que se venía gestando en las semanas previas, lo impulsa de lleno a la carrera por la Presidencia de la República bajo la bandera de Renovación Popular.
Con su partida, el teniente alcalde Renzo Reggiardo asumirá las riendas de la capital, un proceso que será formalizado una vez que el Concejo Metropolitano acepte la vacancia del cargo. Este traspaso de mando asegura la continuidad de la administración municipal en un momento clave para diversos proyectos en curso, como los avances en la construcción del nuevo bypass Las Torres en Lurigancho-Chosica, una de las últimas actividades públicas donde se vio a López Aliaga como alcalde.
El salto presidencial y sus razones
La carta de renuncia de Rafael López Aliaga fue explícita: "comunico mi renuncia al cargo de alcalde para postular como precandidato de las próximas elecciones primarias del partido político Renovación Popular, del cual soy afiliado en el marco de los procesos electorales de las Elecciones Generales 2026". Esta frase sella su compromiso con la contienda nacional, a la que, según sus propias palabras, intentó esquivar.
En un discurso emotivo tras presentar su dimisión, López Aliaga confesó haber buscado durante tres años a alguien que pudiera asumir el rol presidencial, sin éxito. "Quería buscar alguien que pueda asumir este rol, pero ya les expliqué… las diferentes personas que contacté me dijeron no", indicó, dejando entrever la dificultad de encontrar un sucesor que compartiera su visión o estuviera dispuesto a asumir el reto.
Un incidente de seguridad en Villa María del Triunfo, donde se detectó una amenaza a su vida, parece haber sido el detonante final. "Que haya la mínima posibilidad de que, a un alcalde o cualquier persona, pueda haber tres personas con pistola y una granada, eso te marca la vida", relató. Este suceso, lejos de amedrentarlo, consolidó su convicción de que debía asumir la candidatura, expresándolo con un contundente "no te corras". Previamente, en una entrevista, había mencionado "conversaciones pendientes" para evaluar los altos riesgos de una candidatura, señalando que "no es mi caso" ser un aventurero político.
Mirada contable y empresarial al movimiento
Desde una perspectiva empresarial y contable, la decisión de Rafael López Aliaga puede interpretarse como un giro estratégico de alto riesgo y elevado costo de oportunidad. Dejar la gestión de la Alcaldía de Lima, un cargo ejecutivo con un presupuesto significativo y proyectos en marcha, para embarcarse en una campaña presidencial implica una reorientación masiva de recursos y capital.
La búsqueda fallida de un sucesor durante tres años es una señal de alerta en planificación de sucesión. En una empresa, la ausencia de un "banquillo" sólido para un rol clave indicaría una debilidad en la estructura de liderazgo o en la estrategia de retención de talento. La decisión de postularse él mismo podría verse como la maximización de su propio "capital político" o "márgenes", asumiendo que es el activo más valioso de su "emprendimiento" político.
El incidente de seguridad que él menciona como catalizador actúa como un "incentivo no monetario" o un factor de riesgo extremo que obliga a reconsiderar el plan de negocios inicial. En el mundo corporativo, un evento disruptivo de esta magnitud a menudo fuerza a las organizaciones a realizar cambios drásticos que, aunque inciertos, se perciben como la única vía para el futuro de la "empresa". La inversión ahora se desplaza de la administración local a una campaña nacional, con una demanda de liquidez (financiera y política) considerablemente mayor y sin garantías de retorno.
¿Qué significa esto para los ciudadanos de Lima y el futuro político?
Para los ciudadanos de Lima, la llegada de Renzo Reggiardo al sillón municipal implica una continuidad en la gestión, aunque con un nuevo estilo de liderazgo que deberá consolidarse rápidamente. Proyectos como el bypass Las Torres, fundamentales para la infraestructura y el día a día de miles de limeños, seguirán su curso bajo la nueva dirección.
Mientras tanto, la figura de Rafael López Aliaga se suma a la creciente lista de aspirantes presidenciales para 2026, inyectando un nuevo dinamismo al debate político nacional. Su salida de la Alcaldía no solo deja una vacante importante, sino que también abre un nuevo capítulo en su trayectoria política y en el panorama de las próximas elecciones en Perú.